Hoy –aviso–, nos vamos a poner un poco verdes. Recuerdo que mi padre siempre decía que el olor de las flores del castaño era el mismo que el del esperma, y que así lo recogían en
sus tratados los botánicos. Esta asociación de olores no la he encontrado, sin embargo, en ningún libro de botánica, ni se lo he oído a ningún especialista sobre la materia. Incluso he llegado a consultarlo a algún médico analista, con un castaño delante, de cuerpo presente… y nada; nadie ha sabido asociar el fuerte olor dulzón, que desprende este árbol, allá por los meses de junio o julio con dichos fluidos seminales.
En estos casos de desesperación, acudo al oráculo del siglo XXI: Internet. Tecleo unas cuantas palabras aparentemente inconexas, sin sentido –tal y como eran las respuestas de las pitonisas griegas–, esperma, olor, flor, castaño… y ¡hale hop! Tras pacientes minutos separando el grano de la paja, mis plegarias son debidamente respondidas.
Efectivamente, también Linneo sostenía que los olores de ciertas plantas evocan determinados efluvios corporales, en especial los de los genitales y sus secreciones. Para él, las flores del saúco, del tilo y, por supuesto, las del castaño, despiden un olor dulce y algo mareante, que recuerda al olor del esperma; al parecer, en aquellos tiempos –estamos hablando del siglo XVIII–, el lugar predilecto para hacer una proposición matrimonial era debajo de un castaño.
En estos casos de desesperación, acudo al oráculo del siglo XXI: Internet. Tecleo unas cuantas palabras aparentemente inconexas, sin sentido –tal y como eran las respuestas de las pitonisas griegas–, esperma, olor, flor, castaño… y ¡hale hop! Tras pacientes minutos separando el grano de la paja, mis plegarias son debidamente respondidas.
Efectivamente, también Linneo sostenía que los olores de ciertas plantas evocan determinados efluvios corporales, en especial los de los genitales y sus secreciones. Para él, las flores del saúco, del tilo y, por supuesto, las del castaño, despiden un olor dulce y algo mareante, que recuerda al olor del esperma; al parecer, en aquellos tiempos –estamos hablando del siglo XVIII–, el lugar predilecto para hacer una proposición matrimonial era debajo de un castaño.
No somos tan diferentes plantas y animales
La otra religión de nuestros tiempos, la ciencia, nos aclara este y otros aspectos sobre la similitud de los olores: los botánicos han descubierto que tanto el semen como algunas plantas contienen la espermidina, una poliamina que es la responsable de este olor tan característico. En las plantas, al parecer, juega un importante papel en la germinación y el desarrollo de las flores y frutos. En los animales también se encarga de favorecer el crecimiento y la maduración celular, y según publicó en octubre de 2009 la revista británica Nature, experimentos científicos llevados a cabo en principio con moscas, gusanos y levaduras, demuestran que la administración de esta molécula es capaz de prolongar significativamente la vida de las células, por lo que se la denominó la molécula de la eterna juventud.
No extrapolaré yo aquí las consecuencias prácticas de las propiedades milagrosas de la espermidina; tan sólo decir que esta molécula es la leche. ¡Y pensar que hay quien se gasta fortunas en tratamientos y operaciones de rejuvenecimiento, cuando tiene la solución tan a mano! Vamos… que lo tienen a pedir de boca.
No extrapolaré yo aquí las consecuencias prácticas de las propiedades milagrosas de la espermidina; tan sólo decir que esta molécula es la leche. ¡Y pensar que hay quien se gasta fortunas en tratamientos y operaciones de rejuvenecimiento, cuando tiene la solución tan a mano! Vamos… que lo tienen a pedir de boca.
Pero las asociaciones no se limitan a estas plantas. Linneo también sostuvo que el espino blanco y varios tipos de rosas huelen como el pubis de la mujer. También para Robert Graves la flor del espino tiene para muchos hombres un fuerte olor de sexualidad femenina, y añade que los turcos utilizan una rama en flor como símbolo erótico. En la literatura erótica árabe, de hecho, el espino está considerado como afrodisíaco, porque el olor de las flores, según algunos autores, es parecido al de una mujer excitada.
El castaño picante
Siempre que puedo, me gusta incluir en cada entrada alguna cita literaria relacionada con el tema en cuestión, algo no siempre sencillo; pero, en este caso, es que lo tengo a huevo. Disfrutad de este breve cuento del Marqués de Sade titulado, precisamente, La flor del castaño.
Se supone, yo no lo afirmaría, pero algunos eruditos nos lo aseguran, que la flor del castaño posee efectivamente el mismo olor que ese prolífico semen que la naturaleza tuvo a bien colocar en los riñones del hombre para la reproducción de sus semejantes.
Una tierna damisela, de unos quince años de edad, que jamás había salido de la casa paterna, se paseaba un día con su madre y con un presumido clérigo por la alameda de castaños que con la fragancia de las flores embalsamaban el aire con el sospechoso aroma que acabamos de tomarnos la libertad de mencionar.
-¡Oh! Dios mío, mamá, ese extraño olor -dice la jovencita a su madre sin darse cuenta de dónde procedía-. ¿Lo oléis, mamá...? Es un olor que conozco.
-Callaos, señorita, no digáis esas cosas, os lo ruego.
-¿Y por qué no, mamá? No veo que haya nada de malo en deciros que ese olor no me resulta desconocido y de eso ya no me cabe la menor duda.
-Pero, señorita...
-Pero, mamá, os repito que lo conozco: padre, os ruego que me digáis qué mal hago al asegurarle a mamá que conozco ese olor.
-Señorita -responde el eclesiástico, acariciándose la papada y aflautando la voz-, no es que haya hecho ningún mal exactamente; pero es que aquí nos hallamos bajo unos castaños y nosotros los naturalistas admitimos, en botánica, que la flor del castaño...
-¿Que la flor del castaño...?
-Pues bien, señorita, que huele como cuando se eyacula.
-Callaos, señorita, no digáis esas cosas, os lo ruego.
-¿Y por qué no, mamá? No veo que haya nada de malo en deciros que ese olor no me resulta desconocido y de eso ya no me cabe la menor duda.
-Pero, señorita...
-Pero, mamá, os repito que lo conozco: padre, os ruego que me digáis qué mal hago al asegurarle a mamá que conozco ese olor.
-Señorita -responde el eclesiástico, acariciándose la papada y aflautando la voz-, no es que haya hecho ningún mal exactamente; pero es que aquí nos hallamos bajo unos castaños y nosotros los naturalistas admitimos, en botánica, que la flor del castaño...
-¿Que la flor del castaño...?
-Pues bien, señorita, que huele como cuando se eyacula.
Parece que el cura estaba muy nervioso con los conocimientos de su joven pupila.
Una mirada nueva sobre las plantas
Como podéis comprobar, a lo largo de estas entradas sobre el mundo verde, mi intención es dar pistas a gente curiosa, como tú y como yo, para que, cuando caminando por cualquiera de nuestros parques, senderos o incluso calles veamos alguna de estas especies, nos paremos por un instante ante ellas y digamos: ¡coño!… ¿no era éste el árbol que servía para tal o cual y que la flor olía a lo susodicho?
Pues espero que ahora, cuando paséis cerca de un castaño, de un espino blanco, de un saúco o de otras muchas especies en flor que nos alegran la vista de nuestro entorno, además de verlas con otros ojos, ahora también las oláis con otras maliciosas intenciones. Que las disfrutéis, que es gratis y produce mucha satisfacción… lo mismo que lo otro.
Como podéis comprobar, a lo largo de estas entradas sobre el mundo verde, mi intención es dar pistas a gente curiosa, como tú y como yo, para que, cuando caminando por cualquiera de nuestros parques, senderos o incluso calles veamos alguna de estas especies, nos paremos por un instante ante ellas y digamos: ¡coño!… ¿no era éste el árbol que servía para tal o cual y que la flor olía a lo susodicho?
Pues espero que ahora, cuando paséis cerca de un castaño, de un espino blanco, de un saúco o de otras muchas especies en flor que nos alegran la vista de nuestro entorno, además de verlas con otros ojos, ahora también las oláis con otras maliciosas intenciones. Que las disfrutéis, que es gratis y produce mucha satisfacción… lo mismo que lo otro.
Para saber más
- http://exapamicron.wordpress.com/2006/07/30/ página muy interesante sobre temas variados: ciencia, tecnología, flora, fauna, etc. También recoge datos curiosos de los últimos libros publicados.
- La seducción secreta, psicología del olfato. Piet Vroon. Libro publicado hace ya unos años, que pasó sin pena ni gloria, pero que tiene datos muy interesantes referidos al olfato. ejemplos: la demencia suele manifestarse con la pérdida del olfato; las mujeres tienen un olfato superior al de los hombres, y se agudiza durante la ovulación -por el aumento del estrógeno-, quizás para detectar mejor el olor de la pareja; la repulsión de una pareja, muchas veces se debe a su olor corporal -personas genéticamente incompatibles, suelen olerse mal...
El olor corporal guarda relacion con el sistema inmunologico. Cuando una pareja se atrae olfativamente, son inmunologicamente complementarios, su descendencia estara mas protegida por que tendra mas variedad de anticuerpos.
ResponderEliminarEl olor, sabor y textura desagradable del semen, tampoco es una cuestion baladí, ni personal, si no que es un imperativo de la evolucion. Semos quimica.
La próxima vez que vaya al inmenso castañar orensano, que tanto adoraron los ancestros de mi marido y que tan poco me dice a mi...me fijaré olfativamente hablando, a ver si me impregno de su aroma y empiezo a cogerle cariño a esa aldea tan odiada por mi.
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